Rubén Rovelo: Una vida a toda velocidad

Detrás del Volante jul. 31, 2018

Son las 11:00 am, no ha dejado de llover en 3 días, las calles del sur de la CDMX son poco más que estacionamientos masivos donde la vida corre a una vuelta de rueda por minuto. Sin embargo, no todo es malo, es justo en este punto de la ciudad donde nos encontraremos con Rubén Rovelo, piloto de la Nascar PEAK México, para platicar sobre su vida detrás del volante.

Rubén pacta la reunión en su centro de entrenamiento personal, ubicado en las instalaciones de Plaza Luis Cabrera. El primer contacto es completamente amistoso, Rovelo estira la mano, da un sólido apretón que sigue a una presentación con su Staff y un breve tour por su gimnasio donde comenta con gestos de gracia: “Los mismos mecánicos que realizan las soldaduras de mis coches soldaron estas barras para ejercitarnos”.

Ya instalados en algún espacio de este lugar Rubén Rovelo empieza a destapar su cerebro para dejarnos entrar en lo más profundo de sus recuerdos, que dicho sea de paso son muchos.

El piloto originario de la hoy CDMX recuerda que el primer contacto memorable que tuvo con un automóvil fue a temprana edad gracias a su padre que trabajaba como promotor de pilotos de carreras junto a Michael Jourdain en una empresa llamada Promotodo que llegó a ser la mayor empresa de organización de carreras en México en los años 80 y 90.

Manejar fue el paso lógico para Rovelo quien incursionó a los 7 años en los Go-Karts donde aprendió fundamentos básicos como dominar la relación distancia-movimiento-tiempo para una conducción eficiente.

Ya entrados en la carrera contra el olvido inician las preguntas sobre su carrera y es absolutamente necesario preguntarle sobre su paso por la mítica Súper Copa Neón, una categoría de vital importancia en la historia moderna del automovilismo en nuestro país, que mantuvo el interés por este deporte en las cabezas de los espectadores hasta el regreso de la Fórmula 1 a nuestro país.

La oportunidad, cuenta Rovelo, llegó gracias a la diosa fortuna cuando un piloto de la escudería liderada por los hermanos Pardo se lastimó y uno de ellos le dijo a su padre, entre broma y broma, que su hijo corriera.

“Corrí en el año 2000 en el Reto Dodge, organizado por Chrysler con autos de fábrica que solo se modifican con roll bar y asiento de carreras”.

¿Cuál es la complejidad de enfrentarse a un coche de 500 caballos de fuerza como los que corren en Nascar?

“Poder controlar la aceleración. Tal vez la gente piense que no son muchos caballos, porque hay autos con más poder en la calle, pero hay que recordar que los autos de carreras pesan la mitad entonces cuando aceleras patinan mucho. Frenar rápido y hacer los cambios era un gran reto para mí”.

Pese a esa lucha contra el poder de la máquina Rubén Rovelo peleó por el título de novato del año con un presupuesto muy diferente a los otros competidores. Y no solo eso, también consiguió un lugar en la prestigiosa Escudería Telmex.

“Me acuerdo perfecto de la primera llamada que me hizo Jimmy Morales para decirme que ya estaba dentro de la escudería que tenía que presentarme con el equipo, ver el tema de uniformes, estaba en la escuela y creo que ni regresé de la emoción”.

Hacemos una pequeña pausa, la esposa de Rubén entra al gimnasio acompañada de su pequeño hijo “Todo está en mi familia, nunca me han dejado solo, cada que se me empieza a perder el suelo me patean el tabique” dice Rovelo mientras mira la cara de su vástago.

¿Qué tan difícil es ser un piloto profesional y vivir de ello?

“Es muy complicado, ha mejorado con el tiempo, dependes de muchas cosas que no puedes controlar, desde un directivo de una empresa hasta el trabajo de tu equipo”.

“Somos pocos los que vivimos del automovilismo, como pilotos en México, la clave es siempre trabajar y dar resultados, para que la gente y los equipos me vean como un piloto profesional”.

¿Técnicamente cómo se corre una carrera?

“Bueno, la receta que más me funciona a mí en Nascar que son carreras muy largas es correr la primera mitad al 60%, la tercera mitad al 80% y la última parte al 120% de mis capacidades. Obviamente las circunstancias cambian y en algunas carreras hay que salir al 100% desde el principio”.

¿Como piloto cómo te tomas el tráfico en la CDMX?

“Me lo tomo con mucha calma, yo creo que, si vives en la CDMX, ya no te puede sorprender el tráfico ni te puedes volver loco en él. Es cuestión de planear tus tiempos, todos sabemos cuánto hacemos a nuestro trabajo o al gimnasio, entonces la clave está en medir los tiempos para salir con calma”.

¿Qué opinas de las nuevas tendencias de electrificación e hibridación en la industria automotriz?

“Es evolución, todos estamos intentando cuidar al planeta. Para las carreras a mí no me gusta, ojalá que cuando me retire sigan siendo autos impulsados por gasolina, pero si me preguntas por industria automotriz estoy consciente que es algo que debe de evolucionar sobre todo si es benéfico para el medio ambiente”.

Ya en la recta final la pregunta gira en torno a lo que sigue en su carrera: “Estamos muy enfocados en este campeonato 2018, gané en el 2016 pero desafortunadamente era la Copa Telcel. Era la misma categoría, pero no se llamaba Nascar. Estoy trabajando en eso. También ojalá que en algunos años pueda estar corriendo en Argentina, o en Sudamérica hay categorías muy interesantes que los mexicanos aún no exploramos”.

Rubén Rovelo, el hombre de legado familiar, que estuvo en el momento y hora adecuada para debutar dentro del selecto grupo de pilotos profesionales en México se despide con una gran sonrisa, toma a su hijo de la mano y abandona el recinto donde por unos momentos recordó su legado que no es menor y no ha acabado.

Editorial

Seminuevos.com

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