Rolls-Royce: La azarosa crónica de un añejo linaje
Cuando se trata de dilucidar cuál es la marca automotriz que representa de una forma certera la imagen del lujo y la exclusividad, no hay mayor discusión: Rolls-Royce es la respuesta.
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Producidos en número limitado y en un elevado porcentaje terminados a mano, salen año tras año de su planta para dar servicio a la realeza, altos mandatarios, políticos y hasta artistas de esos que carecen de sentido artístico pero se sobran con los billetes.
¿CÓMO COMENZÓ LA HISTORIA?
Detrás de esta emblemática marca hay una historia que comienza cuando Charles Stewart Rolls un estudiante de ingeniería mecánica en Cambridge se convertía en el primer alumno no egresado en tener un automóvil.
En su peregrinaje para obtener un proveedor confiable de autos británicos encontró en 1904 a Frederick Henry Royce quien era conocido por su obsesión por el detalle y por tener un taller mecánico en Manchester desde 1884. Allí construyó su primer auto, al que llamó Royce en 1887.
Acordaron que Rolls tendría la exclusividad para comercializar los autos diseñados por Royce, dando origen a la icónica marca de lujo de la doble R.
LOS PRIMEROS ROLLS-ROYCE
De 1906 a 1925 el “Silver Ghost” impulsado por un bloque de 6 cilindros cargó sobre sus hombros la bien merecida reputación de la compañía, alcanzando una producción de 6,713 coches. Esto obligó a abrir una fábrica en Springfield, Massachusetts, en 1921.
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Cuenta la leyenda que Royce lo diseñó con desdén sobre la arena de una playa con su bastón, y lo que son las cosas: el motor obtuvo un récord mundial de velocidad aérea por su desempeño.
Más adelante, el “Silver Ghost” fue reemplazado por el “New Phantom”, después conocido solamente como “Phantom”. En 1931 la empresa compró Bentley que estaba en quiebra y desde ese momento hasta el 2002 los modelos de ambas firmas fueron prácticamente iguales, diferenciándose entre sí únicamente por las parrillas frontales.
LA CAÍDA
En 1971 Rolls-Royce se declara insolvente y en bancarrota. Por su presencia icónica a nivel mundial y su importancia estratégica, el gobierno británico la nacionaliza.
Dos años después, la división automotriz se separa autonombrándose Rolls-Royce Motor Cars. El resto de la compañía se mantuvo como empresa pública hasta 1987, cuando fue privatizada de nuevo por el gobierno de Margaret Thatcher.
EL RENACIMIENTO
En 1980 Rolls-Royce Motor Cars fue adquirido por Vickers que luego de un manejo totalmente olvidable y relativamente corto decide venderla ocho años después.
En 1998 Volkswagen hizo una fuerte oferta por la marca, buscando vencer a BMW que ya compartía tecnología con Rolls-Royce y había presentado su oferta por 340 millones de libras. Los de Wolfsburgo se hicieron con la marca luego de un desembolso de 430 millones de libras.
BMW compró los derechos del nombre y el logotipo “RR”, las más valiosas propiedades de la marca, por 40 millones de libras, lo que llevó a Volkswagen a redireccionar para aclarar que solo buscaban hacerse con Bentley.
Desde 1998 a 2002 BMW suministraría motores a Volkswagen y permitirían el uso de nombre y logotipo, pero a partir del 1 de enero de 2003 Volkswagen solo podría usar la marca Bentley.
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¿Conoces a algún famoso que tenga un auto de la marca?