Los hábitos que están dañando tu auto, y tu bolsillo
Tener un coche no solo es cuestión de llenar el tanque de gasolina y manejar, también requiere tener hábitos responsables y claro, un buen cuidado. Sin darte cuenta, puedes estar repitiendo costumbres que poco a poco desgastan piezas, reducen su eficiencia y, en el peor de los casos, provocan reparaciones costosas. Estos son algunos de los errores más comunes que dañan tu auto sin que lo notes.

Frenar con brusquedad
Ese hábito de clavar el pie en el freno cada vez que alguien se atraviesa o cuando llegas al semáforo no solo genera incomodidad a los pasajeros: desgasta rápidamente las pastillas y discos de freno, además de aumentar el consumo de gasolina porque obliga al motor a trabajar más en aceleraciones posteriores. En México, según la AMIS, el 18% de los mantenimientos correctivos está relacionado con fallas en el sistema de frenos, muchas veces por un mal uso. Manejar con suavidad no solo alarga la vida de tu coche, también puede reducir hasta un 30% el riesgo de accidentes urbanos.

Acelerar en frío
Encender el motor y pisar fuerte el acelerador es una costumbre que muchos tienen por “salir corriendo”. El problema es que los lubricantes necesitan unos minutos para circular y proteger las piezas internas del motor. Si no lo haces, los metales trabajan en seco, aumentando la fricción y el desgaste prematuro. Datos de la SAE (Society of Automotive Engineers) indican que hasta el 75% del desgaste de un motor ocurre durante los primeros minutos de operación. Aunque esto no significa que debas esperar a "calentar" tu auto antes de avanzar, como se hacía en el pasado, solo evita altas revoluciones durante los primeros 2 minutos de arrancar.
Conducir con llantas bajas de aire
Parece un detalle menor, pero manejar con presión inadecuada en tus llantas incrementa el consumo de combustible hasta en 3% y reduce la vida útil de la llanta hasta un 25%. Además, la falta de presión afecta la estabilidad del vehículo, aumentando la distancia de frenado y el riesgo de accidente. La Profeco estima que en México más del 40% de los automovilistas circula con llantas mal infladas. Revisarlas una vez al mes podría ahorrarte dinero y sustos.

Dejar la mano en la palanca de velocidades, todo el tiempo
Este hábito de "descanso", sobre todo en trayectos largos, parece inofensivo. Pero en realidad ejerce presión constante sobre los engranes y sistema interior de la caja de cambios, acelerando su desgaste. Y reparar una transmisión puede costar entre $15,000 y $40,000 pesos, dependiendo del modelo. Es mejor acostumbrarse a mantener ambas manos en el volante: más seguro y mucho más barato a largo plazo.

Manejar con el tanque casi vacío
A muchos les gusta “exprimir” cada gota de gasolina, pero circular con menos de un cuarto de tanque obliga a la bomba de combustible a trabajar con aire, lo que acelera su desgaste. Además, las impurezas del fondo del tanque se mezclan con el combustible, obstruyendo filtros e inyectores. Según reportes de talleres especializados, un 12% de las reparaciones de bombas de gasolina en México se deben a este mal hábito. Mantener siempre al menos un cuarto de tanque es una inversión en tranquilidad.

Ignorar los ruidos extraños
Ese “clac, clac” en las ruedas o un chillido al frenar son la forma en la que tu coche grita “¡ayuda!”. Ignorarlos puede transformarse en reparaciones más caras: un problema de balatas de $2,000 pesos puede convertirse en un cambio completo de discos de $12,000 si no se atiende a tiempo. La Condusef estima que por cada peso invertido en mantenimiento preventivo, los conductores se ahorran hasta $7 en reparaciones mayores.

Cargar de más el auto
Llevar siempre la cajuela llena de cosas “por si acaso” afecta directamente la suspensión, los frenos y hasta el consumo de combustible. Un auto que carga 100 kilos extra puede consumir hasta un 7% más de gasolina. Lo curioso es que muchos conductores ni siquiera usan lo que cargan: bicicletas que nunca bajan, herramientas que no ocupan o cajas olvidadas. Aligerar el coche no solo lo hace más eficiente, también más seguro.
Al final, pequeños hábitos hacen la gran diferencia entre un auto que se mantiene confiable y uno que termina en el taller antes de tiempo. Cuidar tu vehículo no solo es cuestión de seguridad: también es proteger tu bolsillo y asegurarte de que mantenga su valor en el mercado.
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