Los autos deportivos más ganadores en las pistas

2016 ago. 17, 2016

La historia de los autos deportivos en el deporte motor se define principalmente por sus victorias en las carreras más prestigiosas del mundo, que las catapultaron a formar una dinastía en varias décadas.

Ganar en las pistas icónicas y/o americanas con un mismo modelo es un logro que pocos presumen haber logrado hasta nuestros días; sin importar que las categorías se hayan segmentado con el tiempo, la reputación que forjaron para sus marcas ha permanecido.

A continuación, te compartimos algunas de las máquinas deportivas más exitosas en la historia.

PORSCHE 956/962

Parte de la historia del World SportsCar Championship, predecesor del FIA WEC, se define por el dominio de estos prototipos alemanes; el 956 debutó en el Grupo C a finales de 1981 y siguió los pasos de los monoplazas de Fórmula 1 en función del desarrollo del “efecto suelo”.

El par de modelos de Porsche son considerados como el mejor de los autos deportivos de la historia.
El par de modelos de Porsche son considerados como el mejor de los autos deportivos de la historia.

Sumado a su excelente aerodinámica y motor de 2.6 litros con doble turbo, brindó una potente combinación de alta velocidad en rectas (al pasar los 350 km/h) y curvas; en 1985, se lanzó un modelo prácticamente idéntico, el 962. Por esta razón, algunos libros de historia muestran la historia de ambos autos deportivos de manera conjunta.

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Un total de 232 victorias a nivel internacional, incluyendo siete al hilo en la clasificación general de Le Mans (cinco con el 956 y dos con el 962), cuatro consecutivas en Sebring con el 962 e incontables títulos en diversas categorías alrededor del mundo, fueron las cifras que implementaron, incluyendo el clásico francés de 1994, cuando Dauer Racing inscribió al 962 en la división GT, misma que dominó.

Los grandes pilotos de la época, desde la familia Andretti hasta Pescarolo, pasando por Jackie Ickx, Derek Bell, AJ Foyt y Hurley Haywood, pilotaron esta obra de Norbert Singer, responsable de la mayoría de los triunfos de la casa de Stuttgart en la segunda mitad del siglo XX.

AUDI R8 LMP

La marca alemana ha sido la más exitosa a lo largo del milenio, siendo las “24 Horas de Le Mans” donde se refleja dicho éxito, al vencer con este modelo en cuatro oportunidades además de coronarse en la American Le Mans Series durante seis años consecutivos.

El modelo R8 tenía un motor de inyección directa de gasolina de 3.6 litros y doble turbo, que variaba de entre 500 y hasta 700 hp. En 80 participaciones sumó 63 victorias, cinco de ellas llegando en La Sarthe y seis en las “12 Horas de Sebring”, además de contribuir en el triunfo de Bentley en el circuito francés en 2003.

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Tom Kristensen y Rinaldo Capello fueron sus principales íconos en esta etapa.

Kristensen, Capello y otros pilotos no pueden contar su éxito sin la ayuda del R8 de Audi.
Kristensen, Capello y otros pilotos no pueden contar su éxito sin la ayuda del R8 de Audi.

FORD GT40

La historia del vehículo estadounidense se remonta a los años 60, cuando Henry Ford II se trazó la meta de ganar Le Mans ante el dominio de Ferrari en la época.

Tras un par de años de desarrollo con Lola Cars y posteriormente con Shelby American, llegó 1966, en el que a pesar de no tener la mejor de la alineaciones, porque estrellas como Jackie Stewart, AJ Foyt y Lloyd Ruby no pudieron competir, inscribieron siete Mk II, que tenían motor V8 de 7.0 litros, y un chassis con tracción trasera, con lo que consiguieron el 1-2-3 con Bruce McLaren y Chris Amon como vencedores.

El Ford GT40 ganaría la carrera en los siguientes tres años, incluyendo la de 1968 con Pedro Rodríguez, aunque utilizando las especificaciones Mk. IV en 967 y Mk. I para 1968 y 1969; además, se llevó las “24 Horas de Daytona” en 1965 (cuando era formato de 2000 km) y 1966, además de Sebring en 1966, 1967 y 1969.

Ford se convirtió en la primera marca estadounidense en llevarse el clásico francés en la clase general.
Ford se convirtió en la primera marca estadounidense en llevarse el clásico francés en la clase general.

JAGUAR D-TYPE

18 meses fue lo que tomó el desarrollo de este auto, el cual aprovechó la ausencia de Mercedes para consolidar su status en los años 50.

Su elemento peculiar fue la nariz amplia, para lograr mayor velocidad, además de un monocasco de aluminio y un diseño que le daba más estabilidad a la hora de manejar; su propulsor XK V6, que varió de 3.4 a 3.8 litros conforme pasaron los años, contribuyó a los tres triunfos consecutivos en Le Mans, de 1955 a 1957, junto con Sebring en 1955; Mike Hawthorn fue el común denominador en ambas pruebas.

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El D-Type permaneció varios años en activo, pero los cambios de reglas para los motores ocasionaron que el desarrollo de uno de 3.0 litros no fuera confiable; con el tiempo, sus contrincantes lo superaron.

https://www.youtube.com/watch?v=RqehZeZJY68

FERRARI 250 TR

Antes y durante la estancia del modelo 156 a la Formula 1 en los 60, la historia de la Scuderia y las carreras de resistencia, que ya tenía un gran andamiaje en eventos como el Targa Florio y la Mille Miglia, se consolidó con el 250 Testa Rossa (TR), que nació en 1957.

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Los cambios en la reglamentación que perjudicaron a Jaguar también beneficiaron a la casa de Maranello, que construyó un motor V12 de 300 hp altamente confiable; aunado con el poco nivel de competencia, las versiones 58 a 61 ganaron Le Mans en 1958, 1959 y 1961, y en Sebring en 1958, 1959, 1961 y 1962, con Phil Hill, Dan Gurney y Lucien Bianchi como tripulantes estrella.

AUTOS DEPORTIVOS CON MENCIONES HONORÍFICAS

La historia del deporte motor y la industria incluyen modelos que han ayudado al crecimiento de las empresas automotrices alrededor del mundo.

Ejemplos de ello son Bentley Motors, cuya breve prosperidad se forjó en los años 20 gracias a sus cuatro triunfos en La Sarthe (1927 a 1930) con sus vehículos 3 Litre, 4 ½ Litre y Speed Six, que le dieron a la empresa un importante volumen de ventas hasta que La Gran Depresión los envió a la quiebra.

Mazda llegó en los 90 para comandar el rejuvenecimiento del automovilismo japonés, al ser la primera (y única) planta originaria de dicho país en ganar el prestigioso evento, en 1991, con el 787B; fue su único triunfo en pista, al no ser tan veloz como sus rivales alemanes, Porsche y Mercedes-Benz.

Mazda es la única marca japonesa en ganar Le Mans en la clasificación general.
Mazda es la única marca japonesa en ganar Le Mans en la clasificación general.

Y finalmente, mientras el Ford GT recupera de manera contundente su hegemonía dentro de los autos deportivos estadounidenses, Chevrolet Corvette es el referente actual, al acumular más de 100 ganes desde que reinició su programa mundial en 1999 (82 de ellas en la ALMS, en la que sumó 10 títulos), ocho triunfos en Le Mans en divisiones GT y la victoria general en Daytona en 2001.

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