El Caballo blanco de José Alfredo Jiménez ¿en realidad era un auto?
Un 19 de enero de 1926 nació en Dolores Hidalgo, Guanajuato, el que para muchos es el mejor compositor mexicano que ha existido. su nombre: José Alfredo Jiménez y es que todos alguna vez hemos cantado al menos una de sus canciones, esas piezas musicales de las cuales se han desprendido un sinfín de leyendas.
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La primera de esas leyendas y quizás la más famosa es aquella que cuenta a pesar de ser un compositor magistral en realidad no sabía tocar ningún instrumento, al menos no en sus inicios y que sus primeras canciones las creó “de silbidito”, es decir extraía el tono de la melodía a través de silbidos.
EL CABALLO BLANCO
Otra de las leyendas en torno a José Alfredo Jiménez gira en torno a una de sus canciones más famosas: “El caballo blanco” y es que en realidad no se trata de la historia de un equino que salió un día domingo de Guadalajara, sino de un auto modelo 1957.
El famoso recorrido Guadalajara-Ensenada que “El caballo blanco” hizo era parte de una gira de artistas en la que José Alfredo participaba y que visitaba comunidades del noroeste mexicano y que, por cierto, fue por demás accidentada.
José Alfredo Jiménez era el conductor, “su noble jinete” y si cuando la letra hace referencia al verso “Cuentan que en Los Mochis ya se iba cayendo; que llevaba todo el hocico sangrando”, es en realidad una alusión a que el auto sufrió un sobrecalentamiento y eso provocó que el agua del radiador saliera expulsada a chorros.
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Vale la pena destacar, nunca nadie se ha podido poner de acuerdo sobre si era un Ford o un Chrysler 1957. La mayoría de los historiadores señala que se trataba de un vehículo de la marca del óvalo azul, pero hasta ahora nada comprobado.
LA PATA IZQUIERDA
Uno de los versos de la canción señala que cuando lo miraron pasar por Sonora, concretamente por el sinuoso Valle del Yaqui, iba cojeando de la pata izquierda y en realidad se refería a que uno de los neumáticos izquierdos había sufrido un pinchazo y estaba en muy mal estado, pero “a pesar de todo, siguió su aventura”.
Habiendo cruzado ya Sonora y tras adentrarse en Baja California Norte, el caballo blanco sufrió lo que parecía era su último fin. El auto parecía que ya no daba para más; de ahí el verso “…Y por Mexicali sintió que moría”, pero tuvo voluntad para subir una de las carreteras más peligrosas que todavía existen en México “La Rumorosa” para llegar a Tijuana ya entrado el día.
Y como todos sabemos, de ahí el auto de José Alfredo Jiménez no quiso detenerse hasta llegar a Ensenada, Baja California a donde se supone, terminaría la gira artística en la que participaba el cantautor guanajuatense.
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OTRA LEYENDA
Otra de las leyendas que gira en torno al caballo blanco es que un empresario artístico abandonó a los artistas que participaban en la caravana sin dinero ni algún otro recurso, no hubo otro remedio que empeñar el vehículo para solventar los gastos de la gira.
Se dice que tras lo reunido en las presentaciones de los primeros pueblos a donde se presentaron pudieron reunir el dinero para sacar del empeño el auto de José Alfredo Jiménez, así que uno de los amigos del compositor volvió a Guadalajara por el coche para seguir con la gira y es ahí justo donde se dice que comenzó la historia.
José Alfredo Jiménez murió un 23 de noviembre de 1973. Ese día “Los mariachis callaron”.
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