Certificación, clave para rodar seguro
Para cualquier automovilista eliminar el mayor número de riesgos en sus viajes es clave para poder llegar seguro a su destino.
De acuerdo con datos del INEGI, en 2015 se reportaron 378,232 accidentes de tránsito en zonas urbanas y suburbanas de nuestro país. Los principales accidentes referidos son la colisión con otro vehículo y el atropellamiento a peatón, con una incidencia de 253,000 y 14,000 casos respectivamente.
Esto ha llevado a México a ubicarse en el 7° lugar a nivel mundial en muertes por accidentes de tráfico provocados por causas atribuidas a las condiciones mecánicas del vehículo y del camino, así como al estado de salud de los conductores, según el informe de 2013 de la Organización Panamericana de la Salud.
Fue en 2007 cuando se alcanzó un pico de accidentes con 476,279, siendo Nuevo León (70,987), Jalisco (60,128) y Chihuahua (42,163) las entidades con mayor número de siniestros.
Entonces se encendieron los semáforos en rojo y las autoridades federales tomaron cartas en el asunto al establecer una serie de acciones que redujeron los accidentes en casi 100,000 casos en 8 años.
Las medidas más difundidas fueron la implementación de radares de velocidad y alcoholímetros, pero igual de relevantes fue la publicación de Normas Oficiales Mexicanas, para detallar las pruebas de laboratorio y los procesos de certificación a los que debe ser sometida cada llanta con las que circulan automóviles, SUV, camiones y tractocamiones en México, a fin de demostrar el nivel de seguridad que ofrecen a los conductores.
Y es que los baches, topes, coladeras abiertas y clavos que se encuentran en las calles de la Ciudad de México y los municipios conurbados son inimaginables en vías de Estados Unidos, Alemania, Francia, Japón o Corea del Sur, países de donde provienen las principales marcas de la industria llantera.
Actualmente México cuenta con la NOM-086-SCFI, de llantas nuevas para vehículos con un peso bruto vehicular igual o menor a 4,536 kg, y la NOM-086/1-SCFI, para llantas nuevas que son empleadas en vehículos con un peso bruto vehicular superior a dicha cifra.
Cada NOM establece elementos técnicos mínimos que debe cumplir el neumático para poder ser comercializado, como presión máxima de inflado, capacidad de carga, indicadores de desgaste de la banda de rodamiento y resistencia a la penetración. Solo si supera cada prueba, la llanta podrá certificarse y ostentar la contraseña NOM.
Por eso, de manera obligatoria, las llantas que se comercializan en México deben tener características de seguridad que permitan a los vehículos sortear este tipo de obstáculos, sin consecuencias fatales que se traduzcan en pérdidas humanas o del patrimonio de los conductores.